El papel fundamental de los empresarios en beneficio de México
Para que un país crezca de manera adecuada y ofrezca mejores oportunidades a sus ciudadanos requiere facilitar el emprendimiento de todo tipo de negocios y facilitar el desarrollo de los que ya existen. En la medida en que se fomenta que más personas puedan aportar con entusiasmo a la sociedad asumiendo el resto de ser empresarios, mayores beneficios esta misma sociedad recibe.
En México, aunque los números están variando por la crisis, hay más de 4 millones de unidades económicas registradas ante las autoridades, es decir, más de 4 millones de empresas de todos los tamaños, pero ese universo es dominado por las pymes, pues éstas constituyen el 90% del total de empresas. Este último dato conviene subrayarlo para entender la trascendencia de su aportación y el riesgo que corren si no reciben facilidades y apoyo.
Más empresas, más empleos
En la actualidad, las empresas de todos los tamaños son la que crean el 78 por ciento de todos los empleos del país y las grandes, a pesar de ser menos, aportan el 58 por ciento del PIB nacional.
Esos empleos no sólo permiten que los colaboradores y sus familias tengan asegurado el sustento, sino que a través de sus aportaciones al Seguro Social este instituto, que es tripartita (gobierno, empresas, trabajadores) puede fortalecerse. Y más aún, los impuestos que los sueldos de esos colaboradores generan son un ingreso importantísimo para el gobierno, independiente incluso de los impuestos que la empresa en sí debe pagar.
Empresa lugar de crecimiento
Reducir la labor de los empresarios a ser generadores de sueldos e impuestos es una concepción limitada que también, a largo plazo, reduce la trascendencia de la labor empresarial y desalienta la creación de más empresas, pues no se reduce su aportación a la vida de sus colaboradores y a la sociedad en su conjunto.
Más que nada se debe recordar, y procurar de forma consciente, que las empresas son comunidades, son lugares de encuentro de las que han salido, incluso, millones de matrimonios, compadrazgos y amistades duraderas.
Pero más allá de esas relaciones personales, la empresa responsable se convierte en un espacio propicio para el desarrollo humano pleno de sus colaboradores a través de la oportunidad de hacer las cosas y hacerlas bien. Saber que el trabajo individual aporta la creación de bienes y servicios para la sociedad permite a los colaboradores sentir satisfacción en el día a día.
Además, las empresas se prestan para ser lugares de crecimiento personal cuando se favorece de manera adecuada la capacitación y el desarrollo personal logran que alguien que entre en los más bajos puestos, pueda con voluntad, ganas y talento avanzar en la jerarquía.
Los empresarios, asimismo, procuran apostar a la innovación tecnológica para la mejora de sus procesos, pero también para la protección de sus colaboradores para evitarles daños a su salud o la exposición a riesgos innecesarios. Además, los empresarios con cada día más consciente del compromiso con el cuidado del medio ambiente y procuran tener formas de producción que sean ecológicamente viables y que reduzcan el impacto negativo en el medio ambiente.
Los empresarios de todos los tamaños se juegan mucho a diario para cumplir sus múltiples obligaciones y mantener a flote no sus empresas, sino todo lo que de ellas depende, pues el futuro del país pasa por el futuro de sus empresas.