Vivir feliz en tiempos de pandemia.
Durante los últimos meses, las noticias de enfermos, fallecidos y, por supuesto, la debilidad de la economía que ha arrasado con los sueños de tantas personas son un escenario que dificulta el uso de la palabra felicidad.
Sin embargo, si reflexionamos podemos darnos cuenta de que también antes se limitaba su uso a las celebraciones como bodas o bautizos, o más sencillas como el festejo de un cumpleaños. La pandemia también ha limitado esas ocasiones de permitirnos sentir que somos felices. Sin embargo, conviene examinar el panorama con nuevos ojos y descubrir que, a pesar de todo, hay momentos y oportunidades para vivir felices.
Mirar de otro modo
Una de las fuentes de satisfacción es la relación con los otros, así que conviene revisar y valorar lo que los compañeros de trabajo, los jefes, los colaboradores, en general, los que nos rodean en el ámbito laboral aportan. No sólo a desarrollo de nuestra actividad sino en generar un nivel de satisfacción, vivir felices con los demás.
La relación con otros normalmente, para ser sana, debe empezar con una buena relación con nosotros mismos. Esto va desde buscar tiempo para ejercitarnos, comer bien, como tener la flexibilidad de perdonarnos por nuestros errores. Si no hacemos, nos hundidos en el mismo y no lo aprovechamos para aprender de las malas decisiones. Lograr que cada que te veas en el espejo sonrías, es una forma de vivir feliz.
Los cambios
Hoy que las actividades extremas o de grandes aventuras no están al alcance de la mano podemos buscar cambios pequeños. Podemos mirar de otro modo la forma en la que hacemos nuestras actividades cotidianas laborales buscando oportunidades de mejora. A veces, simplemente cambiar el orden de una rutina, que no altere el resultado final obviamente, puede ser fuente de una nueva perspectiva que nos aporte un momento de felicidad apreciando los logros en el trabajo.
No se puede obviar, que estos últimos meses, para algunos, los cambios han sido dolorosamente forzados por las circunstancias adversas y no han sido fruto de la voluntad personal. La famosa resiliencia, es decir, la capacidad de recuperar forma luego de un impacto, es a lo que debemos recurrir para encontrar las oportunidades que, a veces, cegados por el impacto no alcanzamos a descubrir en el primer momento.
El consejo universal
Los filósofos, los pensadores y, por supuesto, los principios religiosos coinciden en gran medida en que una de las claves de la felicidad está contenida en esa máxima de “es mejor dar que recibir”. Ese dar sabemos que no se limita a lo material, sino que se expande a la calidez, la sonrisa, el perdón, el sentido del humor y todos esos detalles que enriquecen a las personas. Empezar a ver qué podemos hacer por el otro en la familia y en entorno laboral, nos ayudará a reconocer en nuestro camino, los brillos de la felicidad que habíamos perdido de vista.
Finalmente, recuperar la idea de que la felicidad es una compañera y un destino, es una buena reflexión que nos facilite calentar nuestro corazón aún en medio del frío exterior.
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